LOKI

Loki pasó mucho tiempo abandonado por las calles del norte de Quito, buscando alimento y un poco de cariño. Nadie sabía de dónde venía, solo que necesitaba ayuda.
Cuando la UBA lo rescató, su historia conmovió a Cristina, quien decidió adoptarlo. Desde abril de 2024, Loki forma parte de su familia y se ha convertido en el mejor amigo de su hijo Thomás. Para Thomás, Loki no es solo un gato; es su compañero de juegos, su confidente y su apoyo emocional en los momentos difíciles.